1Es muy digno de memoria lo ocurrido a siete hermanos que con su madre fueron presos, y a quienes el rey quería forzar a comer carnes de puerco prohibidas, y por negarse a comerlas fueron azotados con zurriagos y nervios de toro. 2Uno de ellos, tomando la palabra, habló así: << ¿A qué preguntas? ¿Qué quieres saber de nosotros? Estamos prontos a morir antes que traspasar las patrias leyes>>. 3Irritado el rey, ordenó poner al fuego sartenes y calderos. Cuando comenzaron a hervir, 4dio orden de cortar la lengua al que había hablado y de arrancarle el cuero cabelludo, a modo de los escitas, y cortarle manos y pies a la vista de los otros hermanos y de su madre. 5Mutilado de todos sus miembros, mandó el rey acercarlo al fuego y, vivo aún, freírle en la sartén. Mientras el vapor de ésta llegaba bastante lejos, los otros, con la madre, se exhortaban a morir generosamente, 6diciendo: <<El Señor Dios nuestro nos mira y tendrá compasión de nosotros, como lo dice Moisés en el cántico de protesta contra Israel: Tendrá piedad de sus siervos>>.
7Muerto de esta manera el primero, tomaron al segundo para atormentarle. Y, arrancando el cuero cabelludo, le preguntaron si estaba dispuesto a comer antes de ser atormentado en su cuerpo miembro por miembro. 8El, en su propia lengua, respondió: << ¡No!>> Por lo cual en seguida se le dio el mismo tormento que al primero. 9Estando para exhalar el postrer aliento, dijo: <<Tú, criminal, nos privas de la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna a los que morimos por sus leyes >>.
10Después el tercero fue expuesto a los insultos, y mandándole sacar la lengua, luego al punto la sacó, 11y animosamente extendió las manos, diciendo: <<Del cielo tenemos estos miembros, que por amor de sus leyes yo desdeño, esperando recibirlos otra vez de Él>>. 12Tanto el rey como los que con él estaban se maravillaron del animoso joven, que en nada temía los tormentos.
13Muerto éste, sometieron al cuarto a las mismas torturas; 14y estando para morir, dijo así: <<Más vale morir a manos de los hombres, poniendo en Dios la esperanza de ser de nuevo resucitado por Él. Pero tú no resucitarás para la vida>>. 15En seguida trajeron al quinto, que mientras le atormentaban, puestos los ojos en el rey, 16le dijo: <<Tú, aunque mortal, por tener poder sobre los hombres, haces lo que quieres; pero no pienses que nuestro linaje haya sido abandonado de Dios. 17Aguarda un poco, y experimentarás su gran poder, y verás cómo te atormentará a ti y a tu descendencia>>.
18Después trajeron al sexto, que, estando ya para morir, dijo: <<No te hagas ilusiones; por nuestras culpas padecemos esto; por haber pecado contra nuestro Dios han sucedido entre nosotros cosas tan tremendas. 19Pero tú no creas que quedarás impune por haber osado luchar contra Dios>>.
20Admirable sobre toda ponderación y digna de eterna memoria se mostró la madre, que, viendo morir en un solo día a sus siete hijos, lo soportaba animosa, por la esperanza que tenía en Dios; 21y en su patria lengua los exhortaba, llena de generosos sentimientos, y, dando fuerza varonil a sus palabras de mujer, 22les decía: <<Yo no sé cómo habéis aparecido en mi seno, no os he dado yo el aliento de vida ni compuse vuestros miembros. 23El Creador del universo, autor del nacimiento del hombre y hacedor de las cosas todas, ése misericordiosamente os devolverá la vida si ahora por amor de sus santas leyes la despreciáis>>.
24Antíoco, a pesar de creer que se burlaba de él y de sospechar que con sus palabras le insultaba, todavía al más joven que quedaba, no sólo de palabra le exhortaba, sino que hasta con juramento le prometía, si dejaba las leyes patrias, enriquecerle y hacerle dichoso, tenerle por amigo y darle un honroso empleo. 25Mas, como el joven no le prestase atención alguna, llamó el rey a la madre y la mandó que diese al niño consejos saludables. 26Como insistiese él mucho en ello, prometió ella persuadirle; 27e inclinándose hacia el niño, burlándose del cruel tirano, en lengua patria le dijo así: <<Hijo, ten compasión de mí, que por nueve meses te llevé en mi seno, que por tres años te amamanté, que te crié, te eduqué, te alimenté hasta ahora. 28Ruégote, hijo, que mires al cielo y a la tierra, y veas cuanto hay en ellos, y entiendas que de la nada lo hizo todo Dios, y todo el humano linaje ha venido de igual modo. 29No temas a este verdugo, antes muéstrate digno de tus hermanos y recibe la muerte, para que en el día de la misericordia me seas devuelto con ellos>>.
30Estando aún explicándole esto, dijo el joven: << ¿Qué esperas? No obedezco el decreto del rey, sino los mandamientos de la Ley, dada a nuestros padres por Moisés. 31Tú, inventor de toda maldad contra los hebreos, no escaparás a las manos de Dios. 32Nosotros por nuestros pecados padecemos, 33y si nuestro Señor, que es el Dios vivo, se irrita por un momento para nuestra corrección, de nuevo se reconciliará con sus siervos; 34pero tú, impío, el más criminal de los hombres, no te engrías neciamente y, orgulloso y vanamente confiado, te enciendas contra sus siervos; 35no estás aún libre del juicio del Dios omnipotente, que todo lo ve. 36Mis hermanos, después de soportado un breve tormento, beben el agua de la vida eterna en virtud de la alianza de Dios; pero tú pagarás en el juicio divino las justas penas de tu soberbia. 37Yo, como mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes patrias, pidiendo a Dios que pronto se muestre propicio a su pueblo, y que tú, a fuerza de torturas y azotes, confieses que sólo Él es Dios. 38En mí y en mis hermanos se aplacará la cólera del Omnipotente, que con encendida justicia vino a caer sobre toda nuestra raza>>.
39Furioso el rey, se ensañó contra éste con más crueldad que contra los otros, llevando muy a mal la burla que de él hacía. 40Así murió limpio de toda contaminación, enteramente confiado en el Señor. 41La última en morir fue la madre. 42Y esto baste a propósito de los sacrificios y de los martirios extraordinarios.
TITULO: San Alfonso Maria de Ligorio sobre la Paciencia e Imitacion de Cristo. Con Sabiduria Biblica de los Evangelios, Salmos, Proverbios, Eclesiástico + citas de San Francisco de Asís, y muchos más.
AUTOR: San Alfonso Maria de Ligorio
EDITOR: Pablo Claret
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