SEGUNDA PARTE
Primeras victorias
1Entre tanto, Judas Macabeo y los suyos, entrando secretamente en las aldeas, invitaban a sus parientes y a los que habían permanecido fieles al judaísmo, y se les incorporaban, llegando a juntar hasta seis mil hombres; 2e invocaban al Señor para que mirase por su pueblo de todos conculcado; tuviese piedad del templo, profanado por impíos; 3se compadeciese de la ciudad, devastada y casi enteramente arrasada; escuchase los torrentes de sangre que a él clamaban; 4se acordase de la inicua muerte de niños inocentes y de las blasfemias proferidas contra su nombre y mostrase su ira contra los malvados.
5Puesto el Macabeo al frente de su tropa, se hizo irresistible a los gentiles, volviendo el Señor su cólera en misericordia. 6Llegando de improviso a las ciudades y aldeas, las incendiaba; y ocupando posiciones convenientes, triunfaba y ponía en huida a no pocos enemigos. 7Sobre todo aprovechaba la noche, como más acomodada para tales incursiones, y por todas partes se difundía la fama de su valor.
8Viendo Filipo cuánto había progresado aquél en poco tiempo y cómo iban creciendo sus éxitos, escribió a Tolomeo, general de la Celesiria y Fenicia, para que viniese en apoyo de los negocios del rey. 9Este llamó al instante a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus más fieles, y le mandó a Judea, poniendo bajo su mando no menos de veinte mil hombres de todas las naciones con el encargo de destruir todo el linaje de los judíos. También se le agregó Gorgias, general muy experimentado en las cosas de la guerra. 10Se proponía Nicanor proporcionar al rey, de la venta de los judíos cautivos, dos mil talentos, que debían a los romanos como tributo, 11y así envió a las ciudades de la costa invitaciones para que viniesen a comprar esclavos judíos, prometiendo darles noventa esclavos por talento. No presentía la venganza que el Omnipotente iba a descargar sobre él.
12En cuanto llegó a oídos de Judas que Nicanor se había puesto en marcha, informó a los suyos de la vida de aquel ejército. 13Unos, acobardados y sin fe en la venganza divina, se dieron a la huida, yéndose a otros lugares. 14Otros vendían cuanto les quedaba, rogando al Señor los librara del impío Nicanor, que los había vendido antes de caer en sus manos, 15si no por ellos, siquiera por la alianza hecha con sus padres y por su venerando y excelso nombre, que ellos invocaban.
16Juntando el Macabeo su gente, en número de seis mil, los exhortó a no acobardarse ante el enemigo ni tener miedo de la muchedumbre de los gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a combatir valientemente, 17teniendo ante los ojos el ultraje inferido por aquéllos al lugar santo, la opresión de la ciudad escarnecida y la disolución de las instituciones patrias. 18<<Ellos — decía — vienen confiados en sus armas y en su valor; nosotros ponemos la confianza en el Dios omnipotente, que puede con un solo ademán derribar a los que vienen contra nosotros y al mundo entero>>. 19Y trajo a la memoria las ayudas prestadas a sus padres: lo de Senaquerib, en que ciento ochenta y cinco mil hombres perecieron, 20y la batalla dada en Babilonia contra los gálatas, en la que, entrando en lucha ocho mil judíos y cuatro mil macedonios, y hallándose en grave aprieto, los ocho mil derrotaron a un ejército de ciento veinte mil, gracias al auxilio del cielo, logrando de aquella victoria grandes ventajas. 21Con estos discursos los alentó y estaban prontos a morir por las leyes y por la patria.
22Dividiendo su ejército en cuatro cuerpos, puso al frente de tres de ellos a sus hermanos Simón, Juan y Jonatán, asignando a cada uno mil quinientos hombres. 23A Eleazar le mandó leer el libro sagrado; dióles por santo y seña: <<Auxilio de Dios>>; y tomando a su mando el primer cuerpo, cargó sobre Nicanor. 24Gracias a la ayuda del Omnipotente, mataron más de nueve mil hombres, y destrozaron la mayor parte del ejército de Nicanor, obligando a los restantes a huir. 25Se apoderaron, además, de todo el dinero de los que habían venido con el propósito de comprarlos. Después, habiéndolos perseguido largo trecho, 26se volvieron, obligados por la hora, pues era víspera del sábado, y por eso no continuaron la persecución.
27Recogidas las armas de los enemigos y los despojos, celebraron el sábado, bendiciendo de todo corazón al Señor y dándole gracias por haberlos en aquel día librado, haciéndoles experimentar las primicias de su misericordia. 28Pasado el sábado, repartieron el botín con los que habían sufrido persecución, con las viudas y los huérfanos; el resto se lo distribuyeron entre ellos y sus hijos. 29Acabado esto, todos a una hicieron oración, pidiendo al Señor misericordioso se reconciliase plenamente con sus siervos. 30En combates con las tropas de Timoteo y Báquides mataron más de veinte mil de ellos, y valientemente se apoderaron de altas fortalezas y se hicieron dueños de muchos despojos, compartiéndolos con los perseguidos, los huérfanos, las viudas y los ancianos. 31Las armas, recogidas cuidadosamente, las depositaron en sitios convenientes, y el resto de los despojos los llevaron a Jerusalén. 32Al filarca de los que venían con Timoteo le quitaron la vida por ser hombre impísimo, que había afligido mucho a los judíos,
33Mientras celebraban sus victorias en la capital de la patria, los que habían incendiado las puertas sagradas, Calístenes y otros más se refugiaron en una casita, a la que aquéllos pusieron fuego, recibiendo así éstos el merecido de su impiedad. 34Y el muy criminal Nicanor, que había traído a miles de mercaderes para la venta de los judíos, 35con la ayuda de Dios quedó humillado por los que despreció, y, despojado de sus ricas vestiduras, a través de los campos, como esclavo fugitivo, llegó solo a Antioquía, hondamente acongojado por la pérdida de su ejército. 36Y el que había tomado a su cargo reunir de la venta de los judíos en Jerusalén el tributo para los romanos, se hacía pregonero de que los judíos tenían un Dios que luchaba por ellos y los hacía invulnerables, porque seguían las leyes dadas por Él.
TITULO: Rosario Para Principiantes. TUTORIAL Detallado
AUTOR: Pablo Claret
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