1Entonces replicó, diciendo:
2<< ¡Oh si mis quejas pudieran pesarse y a un tiempo se pusiera mi desdicha en una balanza!
3¡Luego ésta pesaría más que las arenas del mar! Por eso han sido destempladas mis palabras,
4pues se han clavado en mí las saetas del Omnipotente, cuyo veneno bebe mi espíritu. Los terrores de Dios están alineados contra mí.
5¿Rebuzna el onagro junto a la hierba? ¿Muge el buey ante su pesebre?
6¿Se come lo insípido sin sal? ¿Sabe bien la clara de huevo?
7Lo que ni tocar quiere mi alma, eso se ha convertido en mi alimento.
8¡Quién me diera se cumpliese mi petición y que Dios me otorgara lo que espero, 9y se dignara Dios aplastarme, soltando su mano para acabar conmigo!
10Ese sería luego mi consuelo; me alegraría en la amargura, por no haber ocultado los secretos del Santo.
11¿Cuál es mi fortaleza para esperar todavía? ¿Cuál mi fin para aliviar mi alma?
12¿Es mi fortaleza la de las piedras, o es de bronce mi carne?
13No hay para mí ayuda alguna; todo socorro me ha sido negado.
14Rehusar la piedad a su prójimo es rechazar el temor del Omnipotente.
15Mis hermanos me han decepcionado como arroyo (seco), cual lecho de torrentes que pasan.
16Estaban cubiertos de hielo, sobre ellos se acumulaba la nieve;
17pero apenas viene el calor, se derriten, a los primeros ardores se extinguen en su lugar.
18Desvían las caravanas su ruta, avanzan por el desierto y se extravían
19Divísanlas las caravanas de Tema, las comitivas de Saba suspiran por ellos;
20pero quedan avergonzadas de haber confiado, y confusas al llegar hasta ellos.
21Así sois ahora vosotros para mí: al verme, os espantáis y sois sobrecogidos de temor.
22¿Os he dicho yo: Dadme, y de vuestra hacienda haced soborno en mi favor, 23y libradme de la mano del opresor, y rescatadme de las manos del tirano?
24Enseñadme vosotros, y yo me callaré; y si he errado, hacédmelo ver.
25¡Cuan persuasivas son las palabras de rectitud!
26Mas ¿qué prueba vuestra alegación?
27¿Pretendéis censurar mis palabras, siendo puro viento los dichos del desesperado?
28Hasta sobre un huérfano echáis suertes y traficáis sobre vuestro amigo.
¡Y ahora dignaos volveros hacia mí, pues no puedo mentiros a vuestra cara!
29¡Volveos, y no seáis injustos; volveos, pues la justicia está conmigo!
30¿Hay en mi lengua iniquidad? ¿Es que mi paladar no sabe discernir el infortunio?
TITULO: Rosario Para Principiantes. TUTORIAL Detallado
AUTOR: Pablo Claret
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