Oración de Jesús, hijo de Sirac
1Te doy gracias, Señor, Rey mío; y te alabaré, Dios, Salvador mío.
2Y confesaré tu nombre, porque has sido mi protector y mi socorro.
3Y libraste mi cuerpo de la ruina, y del lazo de la lengua calumniosa, y de los labios que maquinan la mentira; y has sido mi apoyo frente a los que me rodeaban.
4Me libraste, conforme a tu gran misericordia y por tu nombre, de los que rechinaban (los dientes) prestos a devorarme;
5De la mano de los que buscaban mi vida, y de las muchas tribulaciones que padecía;
6De la asfixia del fuego en derredor y del medio del fuego que yo no encendí.
7Del seno profundo del hades, de la lengua impura, de los discursos embusteros, de la calumnia de una lengua injusta ante el rey.
8Mi alma estaba cerca de la muerte, 9y mi vida había descendido cerca del hades.
10Me rodeaban por todas partes, y no había nadie que me prestara ayuda; miraba entonces en busca de socorro humano, pero no lo sabía.
11Pero me acordé entonces, Señor, de tu misericordia, y de tu conducta desde antiguo,
12De que salvas a los que en ti esperan y los libras de todo mal.
13Y elevé mi plegaria desde la tierra y supliqué que me librases de la muerte.
14Y grité: <<Señor, tú eres un Padre y el héroe de mi juventud, que no me dejará en los días de tribulación, al tiempo del desamparo frente a los insolentes. 15Alabaré continuamente tu nombre y en mi acción de gracias te cantaré>>. Escuchó el Señor mi oración, 16me salvó de la ruina y me liberó del tiempo malo.
17Por esto te daré gracias y te alabaré, y bendeciré el nombre de Señor:
Letanía
Alabad al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Alabad al Dios de las alabanzas, porque es eterna su misericordia.
Alabad al Señor, escudo de Israel, porque es eterna su misericordia.
Alabad al Criador del universo, porque es eterna su misericordia.
Alabad al libertador de Israel, porque es eterna su misericordia.
Alabad al que reúne los dispersos de Israel, porque es eterna su misericordia.
Alabad al edificador de su ciudad y su santuario, porque es eterna su misericordia.
Alabad al que hizo brotar el cuerno de la casa de David, porque es eterna su misericordia.
Alabad al que eligió a los hijos de Sadoc para el sacerdocio, porque es eterna su misericordia.
Alabad al escudo de Abraham, porque es eterna su misericordia.
Alabad a la roca de Isaac, porque es eterna su misericordia.
Alabad al Fuerte de Jacob, porque es eterna su misericordia.
Alabad al que eligió a Sión, porque es eterna su misericordia.
Alabad al Rey de los reyes grandes, porque es eterna su misericordia y exaltó el cuerno de su pueblo para gloria de todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo que a Él se llega. ¡Aleluya!
Celo del autor por la sabiduría
18Siendo yo joven, antes de andar vagando, busqué sinceramente la sabiduría en mi oración.
19En el templo la supliqué y hasta el fin la buscaré.
20En flor, como un racimo que madura, se alegró mi corazón en ella, y caminó mi pie por senda recta, y desde mi juventud seguí sus huellas.
21Incliné un poco mi oído y la recibí.
22Y hallé para mí mucha instrucción e hice en ella progresos.
23Glorificaré al que me dio sabiduría.
24Y me propuse ponerla en práctica; y busqué el bien con celo, y no me avergoncé.
25Mi alma ha combatido por ella y he procurado practicarla hasta el detalle.
26Extendí mis manos a lo alto y lamenté haberla ignorado.
27Enderecé hacia ella mi alma.
28Apliqué a ella mi corazón desde el principio, y la encontré en la pureza. Por eso no seré abandonado.
29Mis entrañas se conmovían en su búsqueda; por eso adquirí una buena posición.
30El Señor me dio en recompensa mi lengua, y con ella le alabaré.
31Acercaos a mí los que carecéis de instrucción y frecuentad mi escuela.
32¿Hasta cuándo habréis de carecer de este bien, y vuestras almas van a estar sedientas sobremanera?
33Yo abrí la boca y hablé para que compréis sin dinero.
34Poned vuestro cuello bajo el yugo y reciba vuestra alma la instrucción. Cerca está para encontrarla.
35Ved con vuestros ojos cuan poco me he fatigado yo, y cómo hallé en ella gran descanso.
36Participad de la instrucción al precio de mucha plata, y adquiriréis por ella mucho oro.
37Alégrese vuestra alma en su misericordia, y no os avergonzaréis de alabarle.
38Haced vuestra obra antes del tiempo, y a su tiempo os dará vuestra recompensa.
TITULO: San Alfonso Maria de Ligorio sobre la Paciencia e Imitacion de Cristo. Con Sabiduria Biblica de los Evangelios, Salmos, Proverbios, Eclesiástico + citas de San Francisco de Asís, y muchos más.
AUTOR: San Alfonso Maria de Ligorio
EDITOR: Pablo Claret
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