1Terminó Tobit su canto de alabanza. 2Era de cincuenta y ocho años cuando perdió la vista, que recobró al cabo de ocho años. Haciendo limosnas, proseguía en temer al Señor Dios y en darle gracias. 3Siendo ya muy viejo, llamó a su hijo y a los hijos de éste, y les habló así:
<<Hijo, yo estoy ya muy viejo y para partir de esta vida. Toma a tus hijos 4y vete a la Media, pues estoy persuadido de que cuanto dijo el profeta Jonás sobre Nínive se cumplirá y será destruida. En la Media habrá más paz hasta un determinado tiempo. Pasado éste, nuestros hermanos que moran en la tierra feliz serán dispersados. Jerusalén quedará desolada, y la casa de Dios entregada a las llamas, durando la desolación hasta cierto tiempo; 5pero otra vez Dios se compadecerá de ellos y los volverá a su tierra y edificará la casa, aunque no como la primera, hasta que se cumplan los tiempos del mundo. Después de esto volverán de la cautividad y edificarán a Jerusalén magníficamente, y en ella la casa de Dios, gloriosa, como de ella han dicho los profetas. 6Todas las naciones se convertirán de veras al temor del Señor Dios y enterrarán sus ídolos. 7Bendecirán todas las naciones al Señor, y su pueblo le dará gracias, y el Señor ensalzará a su pueblo, y se alegrarán todos los que aman al Señor Dios en verdad y en justicia, practicando la misericordia hacia nuestros hermanos.
8Vete, pues, hijo mío, de Nínive, porque enteramente se cumplirá lo que dijo el profeta Jonás. 9Pero tú guarda la Ley y los preceptos, sé misericordioso y justo, y serás feliz. 10Dame digna sepultura, y a tu madre después conmigo, y no te quedes más en Nínive. Hijo mío, mira lo que hizo Nadab a Ahikar, que le había criado; cómo le llevó de la luz a las tinieblas, y cuán mal le pagó. Pero Dios salvó a Ahikar, y aquél recibió su merecido bajando a las tinieblas. Por haber practicado la limosna, fue sacado del lazo de muerte que le había puesto, mientras que Nadab cayó en la trampa y pereció. 11Ved, hijos, lo que hace la limosna, y cómo la justicia es salud>>.
Diciendo esto, dio su alma en el lecho. Tenía ciento cincuenta y ocho años, y le dieron honrosa sepultura. 12Cuando murió Ana, la sepultó con su padre; y partió Tobías con su mujer y todos sus hijos a Ecbatana, a casa de Ragüel, su suegro. 13Tuvo Tobías una buena ancianidad y sepultó a sus suegros honrosamente, heredando su hacienda y la de Tobit, su padre. 14Murió en Ecbatana de Media a la edad de ciento veintisiete años. 15Antes de morir tuvo noticia de la ruina de Nínive, cuyos habitantes llevaron cautivos Nabucodonosor y Asuero, y se alegró de la suerte de Nínive antes de morir.
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