1Y Tobit, en un transporte de júbilo, escribió una oración y dijo: <<Bendito sea Dios, que vive por los siglos, por todos los siglos permanece su reino.
2Porque Él azota y se compadece, lleva al sepulcro y saca de él; nadie hay que escape de su mano.
3Confesadle, hijos de Israel, ante las naciones, pues Él nos dispersó entre ellas.
4Pregonad aquí su majestad, ensalzadle ante todos los vivientes, que Él es nuestro Señor y nuestro Dios, Él nuestro Padre por los siglos de los siglos.
5Nos azota por nuestras iniquidades, y luego se compadece y nos reunirá de las naciones en que nos ha dispersado.
6Si os convertís a Él de todo corazón y con toda vuestra alma para practicar la verdad en su presencia, entonces se volverá a vosotros y no os ocultará su rostro.
7Contemplad ahora lo que ha hecho con nosotros, dadle gracias a boca llena, bendecid al Señor de la justicia y ensalzad al Rey de los siglos.
8Yo le confesaré en la tierra de mi cautiverio y pregonaré su poder y su majestad al pueblo pecador. Convertíos, pecadores, y practicad la justicia delante de Él; quizá tenga misericordia de nosotros.
9Yo ensalzo a mi Dios, Rey de los cielos; mi alma se regocijará en su grandeza.
10Hablen todos y confiésenle en Jerusalén.
11Jerusalén, la ciudad del Santo. Por las obras de tus hijos te azotará, pero de nuevo se compadecerá de los hijos de los justos.
12Confiesa dignamente al Señor y bendice al rey de los siglos para que de nuevo sea en ti edificado su tabernáculo con alegría, para que alegre en ti a los cautivos y muestre en ti su amor hacia los desdichados por todas las generaciones y generaciones.
13Pueblos numerosos vendrán de lejos, al nombre del Señor, nuestro Dios, trayendo ofrendas en sus manos, ofrendas para el Rey del cielo. Las generaciones de las generaciones exultarán en ti.
14Malditos todos los que te aborrecen y benditos para siempre todos los que te aman.
15Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos, que serán congregados, y al Señor de los justos bendecirán.
16Dichosos los que te aman; en tu paz se alegrarán. Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes, pues en ti se alegrarán, contemplando toda tu gloria, y se regocijarán para siempre.
17Bendice, alma mía, a Dios, Rey grande, porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas será reedificada, con piedras preciosas sus muros y con oro puro sus torres y sus almenas.
18Y las plazas de Jerusalén serán pavimentadas de berilo y rubí y piedra de Ofir, y todas sus calles dirán: ¡Aleluya, bendito sea Dios, que te ensalzó, por todos los siglos!>>
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